RAMÓN MUÑÍZ DE LAS CUEVAS
Las cascadas, por su indudable impacto estético, intentan ser un reclamo para ensalzar nuestro espacio natural, porque sin duda ellas son un aliciente singular del fascinante paisaje fluvial que reverdece nuestra tierra.
Posiblemente las cascadas sean uno de los fenómenos más hermosos que provocó el desmembramiento de Pangea. Al dividirse la Tierra en continentes y originarse una nueva geografía, se produjeron grietas y fuertes desniveles en los cursos fluviales que junto con la erosión fueron cincelando las paredes graníticas por las que se precipitaban las aguas, que embellecieron los ríos y le dieron a su contorno un particular atractivo.
El hechizo de las cascadas alcanzó también a la imaginación popular, que las subsumió en su universo mítico-mágico y dieron origen a toda una serie de leyendas relacionadas con curaciones milagrosas, elucubraciones fantásticas, creencias sobrenaturales, misterios escondidos bajo sus pozas, que significaron un importante enriquecimiento de la tradición oral y del folclore.